lunes, 25 de marzo de 2013

CUANDO EL EMPERADOR ERA DIOS

Unos desconocidos tocan a la puerta de tu casa y ves a tu padre salir en bata y zapatillas y desaparecer con ellos en un coche. Corre el año 1942, vives en California y eres japonés. Tu vida está a punto de cambiar para siempre.


El cambio de esa vida, la de toda la población japonesa residente en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, es lo que narra con sencillez y sensibilidad Julie Otsuka en esta novela originalmente publicada en 2002 y editada este año en nuestro país por Duomo Ediciones.

Cuando el emperador era Dios es una más de las miles de novelas que se han escrito utilizando como fondo la Segunda Guerra Mundial y es, sin embargo, una novela distinta. La prosa sencilla y en muchas ocasiones poética de Julie Otsuka describe, en cinco capítulos con voces diferentes, la situación vivida por la población  japonesa estadounidense a partir del año 42. La evacuación, el abandono de la casa conseguida con trabajo y mantenida con ilusión, es narrada por la madre. El viaje en un tren aislado del exterior y con paradero desconocido lo cuenta la hija. El internamiento en el campo de concentración (sí, hubo campos de concentración en Estados Unidos, también) se vive desde la mirada del niño. El retorno a lo que en otro tiempo había sido el hogar familiar es descrito por los dos jóvenes, y la confesión final corresponde al padre. Cinco escenas distintas con las que la autora nos recuerda que la guerra no es solo ruido de metralla y mutilación física sino, también, dolor y aislamiento, desarraigo, sumisión, pérdida de identidad y miedo. Un miedo inmenso.

Después de la publicación de Buda en el ático, la edición española de esta obra de Otsuko nos confirma la extraordinaria calidad de su autora y nos permite saber mucho más sobre las miserias vividas en un tiempo no tan lejano. La obra presenta una situación terrible, la situación en la que se ven sumidos los otros, las otras, solo por el hecho de ser distintos, de tener la tez cetrina y los ojos rasgados, de pertenecer a otra cultura. 

En fin, una bella novela, que invita a la reflexión desde la empatía. Un necesario acercamiento al concepto de extranjero. Una lectura amena e intensa sobre las falacias de la libertad. Una novela muy recomendable.

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