lunes, 1 de abril de 2013

DON DE LENGUAS: UN VIAJE FASCINANTE A LA BARCELONA DE LOS CINCUENTA


Don de lenguas es una novela histórico-poliaca escrita por Rosa Ribas y Sabine Hofmann y editada por Siruela. Una novela que hay que leer porque está escrita con tal maestría que leerla es lo único que se puede hacer una vez que se empieza. En leerla y releerla ocupé el fin de semana que hoy acaba y quiero ahora recomendar su lectura porque me parece ya, recién editada, una novela que hace época y que espero sea solo la primera de una nueva saga detectivesca con Ana Martí y Beatriz Noguer como investigadoras.

La acción transcurre en Barcelona, en el año 1952, a pocas semanas de la celebración del XXXV Congreso Eucarístico Internacional que sirvió de aval europeo a la dictadura franquista. Se inicia con el asesinato de Mariona Sobrerroca, viuda de la alta sociedad catalana, y se desarrolla en setenta capítulos a los que se añaden un capítulo preliminar y un epílogo, que conforman un magnífico retrato de la sociedad barcelonesa de la época. El capítulo preliminar se abre con el escenario del crimen: "Allí estaba Mariona. Blanca, rubia, carnosa y muerta". En el primer capítulo conocemos al inspector de la Brigada de Investigación Criminal (BIC) que se hará cargo del caso: Isidro Castro. En el segundo a la joven periodista de La Vanguardia que cubrirá la noticia: Ana Martí. Y en el tercero a la profesora de filología cuyas indagaciones serán fundamentales para descubrir la trama de este asesinato y de otros que se sucederán: Beatriz Noguer.

Los tres personajes citados no son los únicos de esta novela que presenta un retrato fiel de la Barcelona de los años cincuenta, pero sí son suficientes para asegurar que se trata de una excelente novela. Y es que son tres personajes, tres tipos literarios, tres figuras, tan complejos que se alejan de cualquier estereotipo para convertirse rápidamente en personas con vida propia. De la mano de estos protagonistas, incoherentes por reales, las autoras nos ofrecen una visión de la posguerra española en Barcelona cuidadosamente recreada hasta el punto de conseguir en el lector la impresión de estar siendo testigo de los hechos que se narran. Y esta es, a mi juicio, una de las grandes virtudes de esta novela: la de hacernos partícipes de la vida de la Ciudad Condal, con tal maestría, que realmente nos parece haber vivido lo que se nos cuenta.

Y se nos cuentan muchas cosas. Se nos cuentan asesinatos e investigaciones oficiales. Pero también políticas del miedo impuestas desde dentro y desde fuera. Se nos cuentan los límites de la censura, las entretelas de los prostíbulos ante los que se hace la vista gorda, las miserias de la alta sociedad y la pobreza de los que lo perdieron todo con la guerra. Se nos cuenta la vida, con olores y sonidos, con escenas de mercado, de cocina, de fiesta, de trabajo y de familia. Cada personaje se abre ante nuestros ojos como una persona posible, con frustraciones y ambiciones, con lecturas propias, con música de fondo. Cada capítulo da un nuevo giro a la trama policial y abre una nueva perspectiva para completar el viaje del lector a una Barcelona no tan lejana y, sin embargo, aparentemente olvidada. Cada capítulo nos introduce nuevas voces: la criada Encarni que se vino de Andalucía, la señora Conchita Comamala que está en posición de hacer esperar a la policía como demostración de poder, el poderoso abogado Jaime Pla y el joven Pablo Noguer, la prostituta Mercedes que se revuelve quejosa en su cama porque "tiene el mes".

Don de lenguas es una novela policiaca, una buena novela policiaca, en la que cada personaje está meticulosamente trabajado y cada escena se presenta llena de ecos musicales, cinematográficos y literarios. Una novela que engancha e invita a ser releída. Una novela que, ya lo dije, tiene indicios de ser la primera de una buena saga detectivesca. Una novela que es un homenaje al género negro:

"-¿De qué se encarga usted en su trabajo?
Y, por supeusto, ella respondió la verdad, pero al final añadió:
-Pero también tengo conocimientos de criminología y del trabajo policial...
-¿Ah, sí? ¿Y de dónde los ha sacado? ¿Ha hecho usted un curso por correspondencia en la academia CCC?
Herida en su orgullo, no pudo reprimir la respuesta:
-Leyendo. ¿Sabe lo que dijo, por ejemplo, Chandler? Dijo que el caso de asesinato que resulta más fácil de resolver es aquel en el que uno trató de pasarse de astuto; el que realmente les preocupa a los policías es el asesinato que se le ocurrió a alguien dos minutos antes de llevarlo a cabo."

Y también, a la mejor literatura española de la época:

"Sacó un libro del bolso, una edición de Nada, de Carmen Laforet que había comprado de segunda mano en la Librería Cervantes. Habría leído unas cinco páginas, cuando percibió de reojo que una figura familiar se acercaba a su caseta (...)"

Una novela para disfrutar.



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