lunes, 14 de octubre de 2013

LAS CHICAS DE CAMPO, EDNA O'BRIEN

Leer una obra de arte es una experiencia compleja que me llena de inquietud a la vez que me procura una honda fascinación por la persona que la ha creado.

Ayer leí una: Las chicas de campo, y la admiración, la rabia y la curiosidad se apoderaron de mí. La curiosidad por conocer más de su autora, Edna O'Brien, de la que había leído Noche a principios de los noventa, por saberlo todo de ella, por escrutar su rostro, por querer entender. La rabia por no leer otras lenguas, por haber tenido que esperar medio siglo para poder disfrutar esta obra, por saber que la obra pasará desapercibida para mucha gente, por impotencia. Y la admiración, por todo, por la escritura y por la vida, por la belleza, por la capacidad de recrear con la palabra, por la sinceridad y la precisión. Por la huella.

Ayer supe una vez más que soy una privilegiada, porque disfruté de una lectura de las que pasan a formar parte de la memoria de vida, porque pude conocer el rostro de la autora cuando la escribió (¡con menos de 30 años!) y en la actualidad, porque era domingo y la librería estaba cerrada y los libros abiertos, porque pertenezco a ese pequeño grupo de pobladoras de este mundo que sabe leer y que puede usar tiempo para hacerlo.


Ayer leí una obra de arte: Las chicas de campo (en el enlace tienen un comentario publicado en Papel en blanco) y hoy quiero agradecerlo, y lo hago. Agradezco a Edna O'Brien que escribiera y publicara esta obra, y a la providencia que la obra permanezca pese a haber sido quemada en la plaza del pueblo, como en los peores tiempos. Agradezco a la editorial Errata Naturae (no dejen de husmear en esta editorial) la publicación y a  Regina López Muñoz la traducción. Agradezco a mi madre su pasión por la lectura y a mis hijos su respeto de mis tiempos lectores. Agradezco a Irene Antón (se lo agradezco infinitamente) que me enviara este título antes de su salida al mercado, y que me recomendara su lectura.Y agradezco a Troquel (y UDL) que me haya depositado una buena tonguita de este libro.

Siempre he pensado que el arte es fundamental para la vida. Y al revés. Por eso cuando leo novelas como Las chicas de campo, más allá de la rabia, la curiosidad y la admiración, me reconcilio con la vida.

(A quienes piensen que exagero les comunico que Alice Munro, la escritora justamente galardonada con el Nobel de Literatura de esta año, opina que "Edna O'Brien escribe las historias más bellas. Ningún escritor o escritora puede compararse a ella, en ningún lugar". De modo que ya saben: ¡hay que leerla!)


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